Sábado 22 de Noviembre.
Aúpa
.
Y sigo nerviosillo, casi no he
pegado ojo, así que me he dedicado a leer y a darle al tarro de Nutella, y al
paquete de galletas.
En cuanto ha amanecido, me he
levantado, y sorpresa, no estaba solo en la habitación, me han hecho compañía,
unas cucarachas del tamaño de un dedo gordo del pie. Qué pena de bote de
kétchup, si no, estas no la cuentan. Les he dado los buenos días, y me he
marchado a la carretera.
Sigue haciendo muchísimo calor,
pero bueno, a las seis de la mañana es soportable, no nos vamos a quejar por
todo.
Al ser sábado, montón de
ciclistas en la carretera, todos dándome ánimos, alguno me ha acompañado un par
de kilómetros, pero cuando ha empezado el puerto, adiós muy buenas, ahí te
quedas kongrio, que a la velocidad que subes, no te aguanta nadie.
A medio puerto, he parado a
descansar, tampoco sabía la dureza de lo que quedaba, así que íbamos a pecar de
“segurolas”. De una cas ha salido Bryan, me ha dado agua y hemos estado
charlando un ratillo, me ha explicado cómo era la carretera más adelante, y nos
hemos despedido.
Al final, no ha sido para tanto,
antes de lo que pensaba ya estaba arriba, el resto era todo hacia abajo por el
arcén de la Princes Highway hasta Sídney. Aquí también mucha gente entrenando
en bici, incluso un equipo de unos ocho triatletas. Les he seguido durante
cuatro o cinco kilómetros, al ser cuesta abajo, les he podido aguantar, pero a
alguno de ellos no les hacía mucho chiste, que alguien con un remolque, fuese
con ciclistas con “cabras”, y en un semáforo, han arrancado fuerte, y “adiós
muy buenas”.
Cuando faltaban unos diez
kilómetros, y ya que estaba el trafico a tope, he decido entrar en un hotel de
los de la cadena Ibis, pero me he encontrado que la recepción permanecía
cerrada de 10 a 12AM, y como no me apetecía esperar una hora, he tirado para
adelante. Y poquito a poquito, pues me he plantado en el centro de la ciudad,
he buscado un hostel y he dado por finalizado el viaje.
A la tarde a cortarme el pelo, paseo
y lo típico, las fotos en la Opera House, y a tomar cafés, que “me sé” da de
cine. Para mañana me han invitado a
comer, pero no os adelanto nada, porque sino en la siguiente entrada al blog, no tendría cosas que
contaros. Valoraciones y resúmenes del
viaje para las próximas entradas, ahora mismo no puedo con mi alma, porque
aunque solo han sido 60km. en bici, abre hecho unos doce andando, y no he
echado siesta, y un hombre tan mayor como yo, hay cosas que echa muchísimo en
falta.
Venga, esto se ha acabado, por lo
menos lo de dar pedales, ahora a disfrutar de la city, y a preparar las cosas
para la vuelta.
Ciao.